Esta historia, como muchas de las mejores en el mundo salesiano, empezó con un cura, un grupo de chicos y una pelota de fútbol.
En efecto, en marzo de 1958 el Padre Salesiano Santiago Salto comenzó a visitar los fines de semana la Escuela “Fray Luis Beltrán”, celebrando misa, dando clases de catequesis y organizando un Oratorio para los chicos del barrio.
Al año siguiente, el Arzobispado recibe del Sr. Juan Mesples la donación de tres lotes de terreno en el barrio El Milagro, y el Padre Salto traslada allí su apostolado. Con la ayuda del grupo Scout del Bachillerato Humanista acondiciona un sencillo campo de deportes. En 1960, ante la firme concurrencia que tenían las funciones religiosas, se construye una pequeña capilla.
Tiempo después, el Padre Salto, buscando ofrecer una atención más completa, inaugura un Jardín de Infantes, ya en 1965.
A partir de entonces, con la ayuda inestimable de Monseñor Pérez y de muy numerosos colaboradores, la obra sigue creciendo. En marzo de 1966 el Jardín de Infantes es ya una escuela, que inicia sus actividades con el nombre de Escuela Parroquial “Ceferino Namuncurá”. Paralelamente, se construyeron nuevas dependencias para la capilla.
En 1968 el Padre Salto es trasladado a Buenos Aires, pero la Congregación Salesiana asume formalmente a la Escuela y a la Vicaría “Del Milagro” como su segunda presencia en Salta. Ese año egresan los alumnos de la primera promoción.
Hoy en día, la Escuela cuenta con 800 alumnos, y los grupos juveniles de la Vicaría reúnen cada semana a más de 300 niños y jóvenes, convirtiendo esta obra en un punto de referencia esencial en la vida de los barrios de la zona.
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